La Sierra de las Minas es una magnífica cadena montañosa, con más de 130 kilómetros de longitud y casi 30 kilómetros de ancho, que se extiende por el paisaje del oriente de Guatemala. Las pendientes empinadas se elevan abruptamente desde cerca del nivel del mar hasta una altura de más de 3.000 metros. Cerca del 80% de toda la biodiversidad de Guatemala está representado en la Sierra de las Minas: más de 1.000 especies de mamíferos, aves y reptiles, muchas de las cuales son endémicas y carismáticas, como el resplandeciente quetzal, el pavo de cacho o pavón (Oreophasis derbianus) y cinco especies de felinos silvestres. El último pico en el extremo occidental de la cadena contiene 600 kilómetros cuadrados de bosque nuboso de montaña, el bosque nuboso existente más grande de América Central. Los bosques de coníferas contienen 17 especies diferentes, por lo que la Sierra es el principal semillero de coníferas tropicales del mundo. Los bosques mixtos de pino y roble son un hábitat fundamental para las aves migratorias. La Sierra de las Minas tiene una superficie total de 236.000 hectáreas. La reserva constituye un segmento fundamental del Corredor Biológico Mesoamericano.
Algunas partes de la cadena reciben más de cuatro metros anuales de lluvia. Sesenta y tres ríos se deslizan por sus laderas y transportan el agua de la lluvia al valle del Río Polochic al norte y al Río Motagua al sur. Los humedales, alimentados por los ríos de la Sierra de las Minas, son críticos para mantener el balance y la calidad de los recursos del agua del lago Izabal, el mayor cuerpo de agua dulce del país. La Sierra de las Minas es la principal fuente de agua de toda la región nororiental de Guatemala, y el agua que suministra es esencial, en especial para la zona seca y densamente poblada del valle de Motagua. Cuando resultó evidente que los procesos ecológicos e hidrológicos unían la Sierra de las Minas con los humedales de Bocas del Polochic, en las cercanías, se creó un nuevo refugio de vida silvestre/sitio RAMSAR en este último lugar.
En 1990, el Congreso Nacional de Guatemala declaró a Sierra de las Minas área protegida. La preocupación de las municipalidades por el futuro del suministro de agua fue un factor importante en el apoyo del público al establecimiento de la reserva. La ley que estableció la reserva designó a Defensores de la Naturaleza (Defensores), una respetable ONG conservacionista guatemalteca, como la encargada de manejar la reserva, bajo la supervisión del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP).
El terreno accidentado y las condiciones inhospitalarias de la Sierra de las Minas mantuvieron por mucho tiempo grandes porciones relativamente prístinas y aisladas de los asentamientos humanos intensivos. Sin embargo, la tierra no está deshabitada. Más de 45.000 personas viven en la reserva de la Sierra de las Minas y otras 400.000 viven en las cercanías. Aproximadamente un tercio de la población que reside dentro de la reserva son “ladinos” (de ascendencia mixta o española) y el resto son indígenas maya. La mitad de la tierra de la reserva es propiedad del gobierno y el resto es de propiedad privada (Defensores posee 28.000 hectáreas). La situación de la tenencia de la tierra varía: en las laderas norte, que se encuentran mejor irrigadas, todavía existen vastos bosques y la mayor parte de la tierra está dividida en extensiones relativamente grandes de propiedad privada. No obstante, la falta de un censo nacional de tierras y una larga historia de conflictos rurales hacían que la propiedad real de estas tierras fuera, a menudo, dudosa. La creciente población maya en las laderas norte estaba desesperada por obtener tierras y carecía de otras alternativas económicas; las invasiones de terrenos se volvieron frecuentes y muchas veces su consecuencia inmediata fue la destrucción del bosque. En las laderas del sur, que cuentan con una historia más larga de asentamientos ladinos, los bosques ya habían sufrido una gran reducción antes de que la reserva se creara, pero la situación de la tenencia de la tierra era relativamente clara: la mayor parte de las parcelas pertenecían a pequeños granjeros y hacendados.
Entre 1991 y 1999, los primeros años críticos después del establecimiento de la reserva, Parques en Peligro y The Nature Conservancy se asociaron a Defensores para asegurarse que la reserva funcionara realmente. Las mayores amenazas a la reserva eran los incendios, la caza, la tala ilegal del bosque con fines agrícolas y el madereo ilegal. La estrategia de conservación de Defensores y The Nature Conservancy se centró principalmente en 1) la protección, la administración de tierras, la adquisición de tierras y la acción legal, 2) el desarrollo sostenible, la organización social y la creación de grupos de apoyo en las zonas circundantes a las tierras silvestres y 3) investigación aplicada y sistematización de las lecciones aprendidas a fin de asegurar el manejo adaptativo. La finalidad de esta estrategia era reducir las amenazas inminentes a la reserva de la biosfera y al refugio de vida silvestre (por ej., mediante el patrullaje del parque, la infraestructura de campo y la presencia de guardaparques), a la vez que se promovía el apoyo comunitario a la conservación (mediante la generación de alternativas económicas para la población local, como el cultivo del café de sombra y la agricultura permanente para estabilizar la frontera agrícola).
Los logros de Parques en Peligro incluyen:
· Contratación de unos 10 guardaparques, totalmente capacitados y equipados (antes no había ninguno) para que realicen actividades de patrullaje. Posteriormente, el gobierno complementó con 20 guardaparques adicionales, pagados por éste. (Actualmente, hay 46 guardaparques en la Sierra de las Minas, 22 pagados por el gobierno nacional y el resto por las municipalidades locales.)
· Sistema adecuado de comunicaciones por radio, financiamiento de los costos operativos generales, negociación y adquisición de tierras (23.000 hectáreas) de grandes propietarios de tierras privadas en la zona núcleo de la reserva, demarcación y señalización de los límites de la reserva, desarrollo de buenas relaciones de trabajo con las agencias encargadas de hacer cumplir la ley y compra de vehículos para mejorar la logística dentro de las áreas protegidas.
· Apoyo a la modernización de Defensores cuando descentralizó sus operaciones y aumentó su eficiencia operativa, financiamiento de las necesidades de capacitación de personal clave en talleres y seminarios y promoción de planificación estratégica, operativa y financiera. Defensores dividió la reserva en tres distritos administrativos, subdivididos en once sectores; cada distrito tiene una oficina local con un director residente, y muchos sectores establecieron, además, estaciones de campo. (Este sistema se mantuvo después de finalizado el financiamiento de PeP).
· Una campaña de concienciación entre interesados clave y grupos objetivo, con el fin de fortalecer el apoyo de la población local. Las comunidades locales participaron en las actividades de planificación y evaluación y se las animó a tomar parte activa en los planes de mitigación con las municipalidades locales – por ejemplo, se formaron cuerpos de bomberos locales.
· Resolución de varias disputas importantes sobre la tenencia de la tierra – en particular, PeP apoyó negociaciones que duraron siete años para el reasentamiento voluntario de la comunidad de Vega Larga, que se trasladó a una granja en la periferia de las Sierra de las Minas. Esta reubicación permitió la recuperación de 1.350 hectáreas en el corazón de la zona núcleo de la reserva, en un extraordinario bosque nuboso de crecimiento antiguo. A cambio, la comunidad recibió 450 hectáreas de tierras mejor adaptadas a la agricultura, así como un camino de acceso, 34 casas nuevas, una clínica médica, dos iglesias, una escuela, un centro comunitario y otros servicios tales como agua potable, letrinas y cocinas de bajo consumo energético. En general, las disputas sobre la tenencia de la tierra en la reserva se resolvieron con paciencia y en última instancia, los resultados fueron positivos. En coordinación con CONAP, se creó una Política de Asentamientos Humanos, que ayuda a resolver conflictos cuando surgen disputas en torno al uso del suelo.
· Diversificación de las fuentes de financiamiento para Defensores (nacional, internacional y local) y asistencia a Defensores en la elaboración de un plan de estabilidad financiera a largo plazo. PeP alentó el establecimiento de un fondo fiduciario para la Sierra de las Minas y el trabajo para asegurar fondos provenientes de iniciativas gubernamentales de protección y restauración forestal. Este último constituirá una fuente fundamental de fondos por lo menos hasta 2013.
La ley que autorizó la reserva de la Sierra de las Minas creó zonas de manejo separadas dentro de ésta. La zona natural o núcleo de 105.000 hectáreas está destinada a la conservación de la naturaleza y al ecoturismo limitado; no se permiten usos extractivos ni asentamientos humanos. La zona de uso sostenible de 34.000 hectáreas forma un anillo angosto en torno al núcleo. Dentro de esta zona se permite la extracción sostenible del bosque pero no asentamientos. La zona de amortiguamiento de 92.000 hectáreas incluye más de 100 asentamientos humanos (poblados, pequeñas haciendas y cooperativas). La meta de manejo de esta parte es el uso sostenible de los recursos naturales. La zona de recuperación de cerca de 4.000 hectáreas es una parte crítica del bosque de coníferas que ha sido talado por los leñadores. En este momento se están realizando esfuerzos para restaurar el bosque.
Además del financiamiento provisto por Parques en Peligro, la reserva y las comunidades aledañas recibieron, durante este período, ayuda de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) de la Unión Europea, fundaciones privadas y otros grupos conservacionistas internacionales. Defensores recurrió al financiamiento de la Unión Europea principalmente para silvicultura comunitaria, educación ambiental, actividades para generar ingresos y agricultura sostenible. Los programas de The Nature Conservancy (fuera de PeP) que contribuyeron a la reserva incluyen el programa Adopte-una-Hectárea, la Iniciativa de Agua Dulce, la sociedad con tres capítulos estatales de The Nature Conservancy y financiamiento del programa The Nature Conservancy/Alas (conservación de aves).
Al medir el desempeño usando indicadores de conservación, Parques en Peligro tuvo éxito en su labor en la Sierra de las Minas. A pesar de que se denunciaron 16 operaciones de tala ilegal en 1991, no existía ninguna en el momento de “consolidación” de PeP y hoy no existe ninguna. La tasa de deforestación al final del período de PeP disminuyó considerablemente comparada con la de la década de 1980. Los incendios forestales se redujeron con la ayuda de casi 50 cuerpos de bomberos comunitarios voluntarios y torres de observación del bosque. El sistema de cuerpos de bomberos se ha mantenido y desde la finalización del financiamiento de Parques en Peligro, ha continuado el progreso en la lucha contra los incendios forestales. El área total quemada por año durante los últimos cinco años es sólo el 20% de los totales anuales de la década de 1990. La zona núcleo se estabilizó y está protegida. El aumento de los conocimientos les permitió a los líderes comunitarios reducir la presión de la caza.
Si bien PeP no es el único responsable de la consolidación de la reserva, su contribución tuvo lugar en un momento crítico y fue de suma importancia. Se detuvo el avance de las principales amenazas a la Sierra de las Minas mediante políticas sólidas y socios conservacionistas locales fuertes. La Sierra de las Minas se volvió un sitio de aprendizaje, que beneficia a todo el sistema de áreas protegidas de Guatemala y a otros sitios de conservación en la región. En 1991, Defensores de la Naturaleza sólo manejaba la Sierra de las Minas. Actualmente, Defensores es un modelo respetado por otros grupos conservacionistas de la región y maneja con éxito cuatro áreas protegidas (más de 200.000 hectáreas) en nombre del gobierno y del pueblo de Guatemala.