La conservación de tierras privadas es una táctica innovadora que multiplica el creciente interés del sector privado en tomar parte en los esfuerzos de conservación. El enfoque es importante porque muchas tierras de fundamental importancia biológica no pertenecen al sistema gubernamental de tierras protegidas, y muchas propiedades privadas son importantes para establecer corredores entre reservas establecidas a fin de que poblaciones aisladas de especies amenazadas puedan interactuar. En América Latina y el Caribe, Parques en Peligro aplica muchas de las herramientas que The Nature Conservancy usa en otras partes, trabajando con propietarios de tierras, comunidades, cooperativas y empresas a fin de establecer grupos locales que puedan proteger la tierra. Algunas de las herramientas principales usadas para lograr estas metas incluyen fideicomisos de tierras, servidumbres ecológicas, reservas privadas e incentivos. Parques en Peligro protege la biodiversidad mediante la adquisición directa de tierras (por ej., compra) por parte de las organizaciones locales o trabajando con los propietarios de tierras a fin de que establezcan servidumbres ecológicas voluntarias en sus propiedades y, de esta manera, se restrinja el desarrollo. Una servidumbre ecológica es una restricción impuesta a una propiedad para proteger sus recursos asociados. El propietario puede donar la servidumbre voluntariamente o la puede vender, lo que constituye un acuerdo legal que limita ciertos tipos de uso o previene el desarrollo en la tierra a perpetuidad, a la vez que la tierra, en sí misma, se mantiene bajo propiedad privada. Las servidumbres ecológicas protegen la tierra para las generaciones futuras a la vez que les permiten a los propietarios retener muchos derechos de propiedad privada así como vivir en la propiedad y hacer uso de la misma y recibir, potencialmente, beneficios fiscales. Actualmente, las servidumbres ecológicas son una de las herramientas de conservación más populares empleadas por los fideicomisos de tierras.
Con pocas excepciones, en general The Nature Conservancy no posee títulos de propiedad de terrenos fuera de Estados Unidos. En algunos casos, PeP debe trabajar, primero, con organizaciones locales a fin de estudiar la base legal para la conservación de tierras privadas, analizando a menudo de qué manera las leyes locales pueden proveer incentivos a los propietarios de tierras que participen en la conservación, tales como ingresos o reducciones en los impuestos a la propiedad. En Costa Rica, PeP ayudó a los propietarios del Corredor Biológico de Talamanca a participar en un programa en el cual el gobierno de Costa Rica le pagaba a ciertos propietarios por el manejo de sus tierras de acuerdo con los planes de manejo para la conservación. Actualmente, además de apoyar importantes acciones relacionadas con tierras privadas en varios países, PeP colabora en los esfuerzos para desarrollar estándares y procedimientos internacionales para la conservación de tierras privadas.
Foto: Dunas de yeso, Cuatro Ciénegas, México © Colleen Marzec/TNC |